Escribo estas líneas como colofón a mi experiencia en la asignatura de la Facultad de Ciencias de la Información de La Universidad de La Laguna. Han sido cuatro meses en los que he compartido momentos con nuevos compañeros, gente joven que tiene un sueño: llegar a ser periodista.
Ojalá tuviera la experiencia necesaria para dar buenos consejos, más bien estoy en el lado del que necesita recibirlos, pero aún así, como soy de los que considera que la opinión es susceptible de cambio, me atreveré a compartir algunas reflexiones que he realizado durante el transcurso de estos meses.
El sistema de grados, en implantación tras los acuerdos de Bolonia para la convergencia europea del sistema universitario, ofrece la posibilidad de la evaluación continua para superar las asignaturas, lo que ha convertido el proceso lectivo en una carrera de obstáculos de trabajos y exámenes parciales que parecen nunca acabar, llegando en algunos momentos a parecer que el día no tiene suficientes horas para abordar los mismos. Lo sé, y sé que, en la parte académica, yo sólo recibí esa presión en la punta del iceberg, pero recomendaría a mis compañeros que reflexionaran sobre la posibilidad que les brinda abordar un reportaje sin la presión de un editor, sin la guillotina de los espacios de maquetación para aprovechar a dedicarle toda su pasión a cada entrega, arriesgar como método para progresar y aprender, y no conformarse con el inmovilismo que provoca el sólo querer superar la asignatura.
Sé que lo que planteo puede parecer ambicioso cuando yo no me estoy jugando el poder continuar mis estudios el próximo año, no dependo de una beca (para las asignaturas por interés personal no existen) y la nota la considero meramente un número carente de valor real. Pero sin duda creo que los compañeros con los que hice el reportaje de “Cuando la calle se convierte en tu hogar” os podrán decir que ese espíritu lo intenté transmitir durante su realización, a pesar que muchas cosas nos vinieron a contracorriente. No merecía la pena presentar una maquetación pobre (a pesar de que ésta no contara para la nota) que emborronara el trabajo por ahorrarse algunas horas de trabajo. Seguro que ya hoy me han perdonado que termináramos después de las cinco de la tarde sin haber almorzado.
Muchos estaréis en prácticas este verano, y percibiréis el ambiente que impera en las redacciones en los últimos tiempos, del que tanto se quejan los profesionales del medio (la crisis económica, la minusvaloración de la profesión y la imposición de ser “reportero-orquesta”). Espero que entonces deis un chance a esta reflexión, sabiendo que aún os queda un año por delante en la que podéis darlo todo en cada actividad, buscando temas que os apasionen y estéis dispuestos a sacrificar horas de sueño o de ocio por terminarlo a tiempo. Ya habrá tiempo de cubrir temas por exigencias del guión en el futuro, que os deseo que sea lo más próximo posible.