Charla de Fran Pallero en la Facultad de Periodismo de la ULL

Fran Pallero es fotoperidista del periódico Diario de Avisos, autor del blog En Primer Término y uno de los ponentes en las Veladas Photorama con su reportaje sobre Cho Vito. Durante dos horas compartió su punto de vista sobre los males de la profesión con el alumnado de La Imagen en el Periodismo -de la cual soy alumno- en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna.

Pallero no solo transmitió su preocupación por los males que adolece la profesión, sino que se transmitió optimismo de cara al futuro de la profesión, pues ésta, es la generación que sabe “que está enferma” y tendrá el poder para cambiarla en el futuro.

Centrándose ya en los aspectos más concretos, resaltó la percepción que se suele tener en una redacción hacia el fotoperiodista como un mero técnico, haciendo alusión al arículo de Jesús Rguez. “Robert Capa y John Steinbeck, o la extraña pareja fotógrafo-reportero”, y sosteniendo que esa relación se mantiene aun en la actualidad.

La percepción que tiene la sociedad sobre el reportero gráfico tiene un sesgo proveniente del cine y de los paparazzi, y para refrendarlo contó anécdotas como en la que mediante gritos le acusaban de la muerte de Lady Di durante la celebración de un campeonato de volley-playa que estaba cubriendo o el acercamiento de curiosos a preguntar ¿quién viene? cuando le ven pertrechado con su equipo en el aeropuerto, para luego irse desilusionados cuando el personaje no responde al perfil que esperaban.

Comentó además, que las relaciones entre los profesionales de la imagen no es todo lo buena que cabría desear, destacando que, a veces, “nos miramos mal entre nosotros”. Esta cuestión, creo que se debe a una competencia mal entendida, a la presión existente por no llegar a la redacción sin la foto que sí ha conseguido el compañero para otro medio (partiendo de la base que quien les escribe, no ha vivido el pulso a una redacción, pero en mi experiencia en el Canarias Actual sí tuve ocasión de vivir experiencias equiparables). Sin duda en la praxis de algunos reportajes formativos, he conocido ambos perfiles de compañeros, el que entiende que todos vamos a lo mismo y todos debemos cubrir las fotos que buscamos, y aquellos que deciden que el mejor lugar para tomar la suya es ponerse justo delante del tiro del resto de cámaras.

Con respecto a este último perfil, Pallero resaltó la proliferación de los “reporteros orquesta”, quienes por carencias formativas (no tienen por qué dominar un aspecto para el que en un principio no están destinados) incurren en mayor medida en prácticas como la comentada, o transgreden la zona de comfort a la hora de hacer una foto. En mi opinión, éste es un ejemplo claro de Credencialismo duro de Collins, puesto que la obtención de un Grado en Periodismo no garantiza que se tengan la cultura visual, los conocimientos técnicos fotográficos o el código deontológico correspondiente, adquiridos.

Mostrando ser consciente que, siendo potenciales transformadores de la profesión, los presentes tendrán que pasar años en redacciones hasta que puedan lograr los primeros cambios, Pallero recomendó al auditorio que adquiriera motu proprio cierta cultura visual mediante un ejercicio diario, pero muy sencillo: analizar una fotografía publicada, observando aspectos como el encuadre, el foco o la luz; de manera que cuando les exijan seleccionar (o tomar) las imágenes para su artículo, dispongan de algún criterio al que atenerse. Sin embargo, no por ello dejó de recalcar que ese trabajo debería recaer bajo la responsabilidad del editor gráfico o del propio fotógrafo en el peor de los casos.

El fotoperiodista de Diario de Avisos también enumeró algunas de las cualidades que ha de tener un profesional, como son la paciencia, la honestidad, la compasión y el respeto; y otra de tipo más físico, pues se ha de estar en forma para poder cargar el equipo durante largas jornadas de trabajo. Además, debe estar informado, aunque no especializado, pues en las ocasiones que se requiera para cubrir un reportaje, se consulta con el especialista.

Para finalizar esta reseña, que tendrá continuación puesto que dos horas se hicieron insuficientes para abordar todos los aspectos de la misma, he dejado un aspecto sobre el cual Pallero hizo algunas alusiones al principio de su charla, pero que a mí me sirve como conclusión extraída de la misma: debemos luchar por un periodismo de calidad, donde cada agente realice sus funciones específicas de acuerdo al canon de calidad y rigurosidad, no al de la premura e inmediatez informativa, que es capaz de convertir un parte de trabajo en una yincana, y que en ocasiones, rozan el absurdo teniendo que cubrir varios actos que empiezan a la misma hora en lugares diferentes.